él está vivo y yo he muerto muchas veces, de mí se alimenta, pero no hay desgaste, no me resta fuerzas, no importa el cansancio que causa, el tiempo suspenso y entregado
sólo es una sombra de lo que fue, la voz del escriba que imagina un mundo que lo contiene, y el mundo resulta
yo soy éste del que hablamos, robó mi vida muchas veces y roba la de cuantos están a su alcance, él es la materia de soy, de somos
él es todo lo que puede ser hablado, pero no hay nada que entender
su lugar es el lugar de las iniciaciones y de los tránsitos, aquí es donde permanece, pero no tiene un espacio ni un tiempo, él está en todos los espacios y en todos los tiempos
igual que el tiempo es una línea, una nube, un punto, él es la línea y la nube y el punto
no es un conocimiento, no es un saber, pero él se reconoce en todos y en todos se desconoce
no te quema las manos, no avisa, es inocente y blando, nada quiere de ti, nada te ofrece
después de sujetarlo, nada ha cambiado sino el sentido, que es uno y múltiple, que vive de todos y de ninguno
su nombre nunca ha sido pronunciado, pero está siendo dicho continuamente, nadie lo ha escuchado, pero su voz resuena en las voces de todos
de mano en mano