viernes, 2 de diciembre de 2011

Hermanos

 
 Juan Luis Molero, 2011










Siempre admiró su fuerza siendo niños
cuando el frío la noche su cuerpo era calor
adorada compaña guía primero entre los dos nacido
apenas importaba no ser digno
de presentarse al padre
no es fácil entender por qué un hombre desprecia su destino
quizá pensó mi padre me amará si lo consigo
mi madre me amará si lo consigo
mi hermano me amará quizá pensó
la debilidad tanto es peligrosa
como la fortaleza confiada
en tu casa se esconde un terrible enemigo
quien sufre y calla espera el momento
guarda tremendos golpes se prepara
acecha cuando duermen vigila cuando los demás descansan
su nombre es El que engaña.

Pero Esaú corrió a su encuentro y, echándole los brazos al cuello, lo abrazó y lo besó. Entonces los dos se pusieron a llorar. Génesis, 33:4

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