lunes, 21 de diciembre de 2015

Estos, Fabio

En su búsqueda del laberinto perfecto, Borges dejó sin escribir un libro místico en el que todos los desenlaces ocurren, creando futuros paralelos cuyos senderos alguna vez convergen. En un universo en el que suceden todos los mundos posibles, dios ha imaginado ya el total de las combinaciones, incluso la de que no existe dios ni un mundo para ser imaginado. La suma de todos ellos no aumenta ni disminuye el número de los sucesos, los sueños, las despedidas o las horas de sol, que siempre es infinito. En uno de estos mundos, eres tú quien escribe estas palabras. En otro, el joven que yo era descubre la belleza de las ruinas y el tiempo que huye. Sin embargo, el verdadero laberinto consiste en que todas las cosas suceden precisamente ahora, en el tiempo de la escritura, donde el joven al fin sueña que comprendo la tristeza que habita la piedra y el musgo que la recubre, y que todo acabará cuando despierte.


José Manuel Ballester
Palacio Real, 2009

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