miércoles, 11 de septiembre de 2013

De todos los nombres que hubo sobre la tierra mil idiomas mil dialectos me queda uno solo donde poner mi mano al alcance de mi mano. Tendré que decidirme.

La sensata cautela el silencio precavido la pausa inteligente el paso lento que inicia un recorrido sin curva sin tropiezos como hablar de las cosas que deben ser dichas y nadie espera. Hablar sin dejar huella.

Haiku. El mes de las lluvias con un aroma extraño resultó bendecido. No durará por siempre.

Todos mienten menos yo que digo mis verdades como puños bajo la mesa. Por qué no callé entonces.

Toda mi vida fue un ejercicio al dictado de otros hacerlo bien mejor que nadie qué importa el tiempo sólo es un ejercicio después de otro. Elegí el ejercicio de cambiar. No me reconozco.

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