martes, 24 de septiembre de 2013

Amigo

Como un esclavo romano al que no hubieras manumitido y nunca lo harás, esperas que esté a tu lado durante los días aciagos y las noches asfixiantes; que se esfuerce donde tú no llegas; se goce en lo que tú desprecias; aplauda tus ofensivos sarcasmos; te consuele y se sacrifique cuando nadie más acuda en tu socorro; que discreto se aparte de la urna en que un día reposen tus insignificantes cenizas. Como un esclavo romano. En la época del absurdo y la estulticia, muchos lo llaman amistad. Pero yo nací hombre libre. 

Epicteto - ¿quién te dijo que la Naturaleza, cuando te dio un padre, se obligó a dártelo bueno? 

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